lunes, 21 de junio de 2010

¿Jogo bonito ou jogo bom?
Reflexiones de liderazgo desde el mundial de fútbol III


Sigo en mi tarea de ver parte del mundial, retrasando la hora de almorzar y la excusa de la lluvia de temporada, para poder observar el partido que trasmiten a la 1.30 pm, hora colombiana. Leo algunos comentarios, y destaco el del Pibe Valderrama, quien se queja del exceso de defensa y bajas “genialidades”, describiéndolo como un “mundial feo”; el Pibe reclama a los técnicos por querer ganar a costa del buen fútbol. Parece que los goles llegan más por errores del contrario que por los méritos del equipo. Los comentaristas hablan de partidos sin sabor, sin entusiasmo. Sin las vuvuzelas y el waka-waka, este mundial puede pasar a la historia como el del juego feo o el aburrido. La pregunta que se hacen es: ¿Jogo bonito ou jogo bom? (la traducción es de internet) Para nuestro caso del autoliderazgo de las personas y los equipos, ¿qué será jugar bonito y qué será jugar bien? Te hago esta pregunta: si buscas un mismo producto en dos almacenes cercanos, ¿dónde es posible que lo compres, sin cobran el mismo precio? Donde jugaron bonito para ti como cliente. Hace pocos días me solicitó Jorge, websitante de este blog, que hablara sobre “cómo ejercer liderazgo cuando se comienza en la empresa” (ya escribiré de esto, y de dos temas solicitados, asertividad y coaching, que vienen pronto); esta es una forma de responderle a él y a los “más jóvenes”.
¿Qué es jugar bonito?

Recuerdo que el Pibe ha sostenido que él busca salir a la cancha a divertirse y que reclama eso a los compañeros. Cuando Alejandro Falla estaba cerca de ganarle a Federer hoy en Wimbledon (puse el tv mientras escuchaba noticias y trabaja en el computador, competencia que le aprendí a mi hijo), el comentarista decía en referencia al colombiano algo como “es hora de no-pensar, solo sentir el juego”.
Combinando ambas ideas, más el mundial, hoy debemos jugar bonito. Eso marca y hace la diferencia. Jugar bonito es hacer eso que te gusta; no es forzar a “que te guste lo que haces”; si la química entre la actividad y tú es baja, el “viagra motivacional” sirve muy poco. Muchos deben, o debemos, buscar lo positivo en la actividad, porque no nos gusta o no nos sentimos bien con ella; buscarle el “lado amable” a veces es más una necesidad o una obligación de supervivencia laboral o económica. Es recomendable que te promociones y te prepares dentro de la empresa para realizar aquellas actividades que “te hacen hervir la sangre”; cuando haces eso que te gusta y además te pagan por hacerlo, que lo harías hasta gratis, gritarás “eureka”. Si no logras hoy estar en esa actividad, entonces abre tu mente para darte la oportunidad de hallar un factor común con la tarea, para dejarte sorprender por ese “algo mágico” que no has visto por tener cerrado todos tus sentidos. Puedes encontrar ese chispazo si te lo propones. Cuando aún no lo logras, entonces siguen jugando bonito. Encuentra y haz el detalle que hace la diferencia: qué desean tus jefes sentir y ver de la gente, cuál es ese ínfimo elemento que agrega valor de manera especial al resultado, qué habilidad o talento tienes tú que enriquece el trabajo o el producto/servicio, qué toque le puedes poner que nadie más podrá aunque se esfuerce; qué espera el cliente, no que necesita, que espera, cómo lo puedes sorprender; cuál es esa actividad que le “pone la cereza al ponqué”; cómo aportar al equipo, a su máximo desempeño como “uno solo”, cómo empujar para que “uno+uno sea igual o superior a tres”, qué hacer para que todos se sientan mejor como grupo humano. Son algunas preguntas que debes hacerte y encontrar las respuestas. Eso es jugar bonito. Es lejano a la adulación, al servilismo, a la hipocresía, a la falsedad, a las posiciones camaleónicas de acomodarse para “ser monedita de oro” para todos. Tampoco es la inteligencia lógica, racional, abstracta, ni el conocimiento enciclopédico, ni recitar el último libro o la última tendencia. Para jugar bonito aplica la emocionalidad, el afecto; es “ponerle corazón”; es pasión. No pasión falsa, que te la notarán; es pasión cuando has abierto tu mente y tus sentidos a dejarte tocar por ese factor “mágico”, que une tus competencias y tus talentos con la tarea y el buen desempeño. Por eso, para volver al mundial, seguimos hablando de la “Naranja Mecánica”, por ejemplo, un equipo holandés que no ganó el campeonato del 74, y casi treinta años después siguen hablando de ella. Ya sabes jugar bien; te has preparado para eso; lo haces con responsabilidad, honestidad y profesionalismo. Tus resultados están enfocados a la eficacia (hacer lo correcto, el objetivo) y a la eficiencia (hacer lo bien, con buen uso de recursos). Eso lleva a buenas evaluaciones de desempeño, a ser mirado por el jefe y el gerente, a beneficios adicionales; más, es posible que solo te ubique en un grupo, en de los buenos empleados o los buenos profesionales. Ahora, juega bonito. Destaca entre todos. Y me escribes contándome los nuevos resultados.

2 comentarios:

  1. No sera que los tiempos han cambiado y que los lideres de estos equipos buscan más eficacia, eficiencia y resultados tangibles más que el espectaculo del juego bonito pero que finalmente se perdia...recordemos a Colombia.
    Las estrategias van cambiando en cada mundial, van evolucionando al igual que las empresas y sus mercados. Es sano la busqueda de resultados positivos aun cuando se sacrifique un poco el toque toque y de aquello nada.

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  2. Ramiro, una diferencia entre liderar y gerenciar, es que el segundo busca resultados frente a objetivos concretos; el ejercicio del liderazgo promueve el cambio y el desarrollo, con una idea de futuro que revoluciona y evoluciona al grupo para la mejora. Quizás nos hemos vuelto muy dependiente de la eficacia por efectos de lo comercial, y el temor de arriesgar. Seguimos conversando sobre el tema. Me complace tu participación, gracias.

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