miércoles, 16 de junio de 2010

Marcar, desmarcarse y moverse: mundial II


Marcar, desmarcarse y moverse

Reflexiones de liderazgo desde el mundial de fútbol II

El anterior mundial tuvo como principal figura a Cannavaro, un defensa italiano, indicación de la estrategia predominante en los equipos. Este campeonato tiene a la fecha un bajo promedio de goles, lo que nos hace pensar que la defensa será clave, eso significa, cuidar el arco y atacar poco o con precaución.

A un delantero le piden entonces que aprenda a desmarcarse, a quitar “de encima” a los contrarios, buscando el espacio apropiado para recibir el balón, hacer una jugada y poder patear al arco.

Eso exige al delantero saber moverse en el terreno, observar y mirar a los oponentes, aprender sus desplazamientos y sus conexiones, a “leer” el partido para encontrar debilidades en el rival, a buscar zonas desmarcadas desde donde crear jugadas de riesgo, a relacionarse bien con sus compañeros para proponerles acciones creativas, a poner en práctica las jugadas de laboratorio, a aplicar con juicio lo planeado y practicado, y a escuchar al entrenador cuando brinda instrucciones y plantea nuevos movimientos.

Los delanteros de hoy también tienen una responsabilidad: marcar. Deben presionar a los defensas y a los volantes para no permitirles armar jugadas, para motivar un error; estar encima del rival, con lo cual le dificulta irse a la ofensiva. A diferencia del mal llamado “fútbol” americano, los atacantes deben estar pendiente del juego, pues en cualquier momento su equipo inicia una acción ofensiva.

¿Cómo el liderazgo personal y de los equipos se relaciona con marcar, desmarcarse y moverse, si se asume que la persona, el equipo y la organización deben estar siempre en función de ataque?

Recordemos que el propósito del liderazgo personal es mejorar de manera integral las propias condiciones de vida; similar es con los equipos y las organizaciones.

¿Qué marcar cuando asumo el liderazgo?

Primero, debo determinar con claridad cuál es mi propósito, mis objetivos y mis metas: propósito, la gran aspiración; objetivo, el logro definido; la meta, cuantificada en el tiempo (estos conceptos, que suelen confundirse como sinónimos).

Debo marcar mis limitaciones y debilidades; prefiero hablar de limitaciones, pues es una “barrera” que puedo mover o cambiar, más ambos términos son conocidos y podemos usarlos como sinónimos.

Es preferible ver mis limitaciones como un oponente. Al hacerlo, busco comprenderlas: cuál es la limitación o debilidad, cómo se manifiesta, cuál es la causa, cómo me afecta.

Es importante recordar que muchas de mis limitaciones o debilidades son de tipo mental: miedos, ansiedad, tendencia a la perfección, bajo umbral para el error, tendencia a la mediocridad o a la resignación; otras son asunto de aprendizajes y conocimientos, y habilidades, con lo cual aprender, reaprender y desaprender se torna clave.

Debo marcar mis potenciales amenazas: otros “jugadores” y sus estrategias; los tendencias en mi entorno de juego: mi profesión o mi oficio, el gremio, el sector de negocios en el que me muevo, el conocimiento y la educación; las del entorno, potenciales cambios sociales, culturales, económicos. En general, marcar estas amenazas busca estar pendientes de ellas; y jugar de manera prospectiva, proactiva y propositiva.

Marcarlas es asumir una estrategia positiva y ofensiva: solemos buscar las oportunidades, para lo cual andamos con radares y escáneres que parecen fijos en registrar lo bueno, más no son capaces de “ver” lo malo y los cambios, o lo hacen tarde, con lo cual reaccionamos, nos pro-actuamos.

Al proponerte marcar a estos “oponentes”, desde una posición positiva, es para saber cuándo desmarcarse, cuándo anticiparse, cuándo encontrar el espacio vacío para atacar (no solo avanzar, recuerda el artículo anterior).

Si tu propósito de liderazgo personal es mejorar de manera integral tus condiciones de vida, asumir una posición de ataque-defensa es clave, así podrás moverte mejor en tu vida, con tus alianzas, evitar los goles y hacer muchos, para alzar tu propia copa.

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