jueves, 8 de julio de 2010

¿Motivación o competencia? ¿Qué importa más?


¿Motivación o competencia? ¿Qué importa más?
Una reflexión no-teórica

Con la publicación del video sobre “cómo determinar la madurez del equipo o la persona para definir el estilo de dirección”, me preguntaron sobre las dos dimensiones, competencia y motivación: 1. Que era más importante, si la motivación o la competencia; 2. Si estoy motivado, eso me lleva a la competencia.
Di una respuesta concreta y concisa, pues siempre respondor y pronto a las consultas, más surgió este artículo para desarrollar las ideas.
Parto del verbo que acompaña el adjetivo o participio, estar motivado y ser competente, usando las definiciones de la Real Academia de la Lengua Española:
- estar: existir, hallarse en este o aquel lugar, situación, condición o modo actual de ser; permanecer o hallarse con cierta estabilidad en un lugar, situación, condición.
- motivar: dar causa o motivo para algo; dar o explicar la razón o motivo que se ha tenido para hacer algo; disponer del ánimo de alguien para que proceda de un determinado modo.
- ser: usado para afirmar del sujeto lo que significa el atributo; haber o existir.
- competencia: pericia, aptitud, idoneidad para hacer algo o intervenir en un asunto determinado.
Cuando expresamos que “estamos”, denotamos temporalidad y espacio, hoy y aquí; la motivación tiene esa condición: habla de un momento específico y determinado, no transferible a otras situaciones.
Puedo estar motivado frente a una actividad y el día siguiente no; puedo tener motivación para afrontar un reto y para un similar posterior, no; puedo estar motivado al iniciar el proyecto y no estarlo a mitad del mismo.
La motivación se gana, se adquiere, se tiene; se llega a la motivación.
¿Qué entra en juego para estar motivado?
La necesidad es un factor, aunque relativo;  muchos tienen necesidad de trabajar, más no están motivados a hacerlo, o tienen baja motivación al trabajo actual aunque saben que necesitan ganar dinero.
El beneficio esperado: cuando visualizamos la meta solemos verla en términos cuantitativos, v. g, pesos, cantidades, y no en sus características cualitativas; por ejemplo: saber que cada mes logras ahorrar lo propuesto para financiar tus vacaciones, te “mueve” a continuar, más, pensar en el sitio, la diversión, compartir con tu pareja o con tu familia, sentir en tu mente la risa de ellos, eso te puede motivar con mayor fuerza.
Tus talentos, aquello a lo cual deseas dedicarte, que hasta pagarías por hacerlo. Cuántas veces hemos leído de personas que, por ejemplo, se la pasaban todo el día jugando fútbol hasta que triunfaron; o pintaban y pintaban, hasta tener su propia exposición.
Claro que el “amarre”, el factor integrador, es la convicción y la fe personal. Cuando sientes la fuerza interna que te indica el camino, entonces insistes, persistes y resistes, que en una palabra, se puede llamar disciplina.
En las empresas solemos encontrar personas con necesidad y que esperan buenas cosas, más que no pueden usar sus talentos, no ven el beneficio, y que con el tiempo pierden la fe en sí mismos y en la organización. Ahí, la motivación se cae.
La pregunta no es para las empresas, algunas muy conscientes y responsables con sus empleados, y los inversionistas, sino para ti como persona. Es importante que respondas cuáles son los factores que te impulsan a estar motivado o motivada.
Por otro lado, me preguntaban por la competencia: la entiendo como la combinación del saber+saber-hacer+querer+hacer-a-diario, lo que me hace capaz de actuar de manera adecuada y efectiva en diversas situaciones, buenas o malas.
Al combinar estas dimensiones (saber, hacer, valor, hábito), estamos hablando del “ser”, de la identidad de la persona: por ejemplo, una persona competente para diseñar ropa, busca aprender todo el tiempo, practicar nuevas formas y estilos, saca el tiempo para estudiar y hace buenos diseños.
¿Por qué de la identidad? Porque un paso clave para una competencia plena es valorarla y actuar con coherencia; eso hace que transformes tu forma de pensar y tu forma de actuar, lo que modifica tu “ser”, tu identidad.
¿Cuál de los dos factores es más importante? La motivación, sin duda; podemos encontrar gente buena que no desea hacer las cosas, lo cual es una dificultad; y podemos tener personas motivadas con bajas competencias, para las cuales una buena guía es clave para mejorar.
¿Si soy competente, estaré motivado? No siempre, si analizas los factores propuestos.
¿Si estoy motivado, seré competente? La buena motivación te impulsa a aprender, a practicar, a mejorar, más no en todo seremos competentes. Suele suceder que por más motivados no logramos la meta o el nivel de competencia, perdiendo la convicción y por ende la motivación.
En este caso, debes mantener tu convicción y reflexionar sobre el tipo de competencia que buscas y el escenario donde estás; puede ser que te esfuerces a metas no debidas o en momentos inadecuados, y sucederte lo del patito feo.
Así que, antes que te pregunten o evalúen si eres maduro o madura para la tarea, es preferible que reflexiones sobre ti mismo, lo que te permite no que te dirijan, sino que puedas autodirigirte.
Entonces, ¿en qué eres competente?, ¿estás motivado y motivada? ¿en qué áreas eres maduro o madura para lograr éxito? Tú tienes la respuesta.

imagen tomada de: blog.consultorartesano.com

1 comentario:

  1. La motivación es esencial. Saber motivar al personal es la tarea más importante que tiene el área de Recursos Humanos. Hay que tener en cuenta que un empleado feliz trabaja mejor y en consecuencia aumenta la producción.

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